Por: Emilio Iglesias
Comienza el primer día del año 2015, las eminentes horas de la mañana comienzan a correr, cuando el máximo astro del universo presume sus primeros rayos, bañando la faz de la tierra, dejando ver intensos y versátiles colores que hacen de este paisaje un hermoso paraíso.
En lo alto de una colina, se percibe una casucha vieja, en la parte superior hay una ventana con mirador, ahí en ese cuarto, despierta tranquilamente Salomón, que reclinándose sobre la cabecera de la cama trata de colocar los pies en el suelo, lentamente estira sus cansados huesos soltando un bostezo y murmurando dice - ¡un año más!-, se pone de pie y camina lentamente hacia la ventana frotando suavemente sus ojos, sorprendido por lo que sus pupilas ven tras la ventana se pregunta -¿En dónde estaba esto antes?, ¡que belleza!
Por instantes con un rostro pensativo Salomón mantiene la mirada perdida en el horizonte, observando el valle tan colorido, escuchando solo la melodía del canto de los gorriones y calandrias, que hacen del panorama un momento mágico, la musa perfecta para un poeta en busca de palabras que encanten con solo el trazo de aquella pluma vieja, la envidia de cualquier pintor que con sus colores y pinceles desearía capturar el magnífico instante en un lienzo.
Un pequeño pensamiento irrumpe la tranquilidad de Salomón y con fervor levanta las manos uniéndolas y mira al cielo diciendo –este año terminare mis estudios, aprenderé otros idiomas, le diré a todos mi seres queridos que los amo, haré ejercicio todos los días, ahora si, este año ayudare a alguien que se acerque a mi y viajare a donde pueda, en fin, este año tendré 365 oportunidades para ser feliz y retirarme de mis adicciones. Disfrutare mi vida al máximo, cumpliré y lucharé por mis sueños.
Baja lentamente sus manos y da un suspiro profundo alejándose paulatinamente de la venta, se detiene por un momento al espejo, se contempla y proclama unas palabras --¡como ha pasado el tiempo!
De inmediato habré el cajón del tocador, toma un bolígrafo y una libreta arrancando una de las hojas y comienza a escribir algunas líneas, después de unos minutos firma la nota, dobla hoja dejándola sobre el tocador. Posteriormente regresa a la cama para descansar un momento más.
Más tarde se escucha un tierno grito de un niño, es Fernandito, que llama a su abuelo diciendo ¡abuelito, abuelito! Sube rápidamente las escaleras, corre al cuarto de su abuelo. ¿Dónde estas? Pregunta el niño sin oír respuesta, toca la puerta del cuarto toc, toc, toc, nadie habré, Nandito empuja la puerta poco a poco pensado que su abuelo podría estar dormido, al ver el interior del dormitorio se aprecia los rayos del sol entrando por la ventana, voltea la mirada y sobre la cama se encuentra su abuelo, cierra la puerta en silencio retirándose poco a poco para dejar dormir a su querido abuelo.
Al siguiente día las nubes cubrían el cielo, el viento helado causaba escalofrío de ausencia y soledad, el desconsuelo se percibe en el ambiente, varias personas vestidas de negro sollozan al alejarse del cementerio, una a una se retiran lentamente dejando una tumba solitaria, solo queda una persona que observa como el viento limpia las hojas de los árboles que cubren el epitafio de piedra, dejando ver un escrito el cual lee en voz alta:
DESCANSA EN PAZ SALOMÓN VILLAURRITA SANTANA 1935- 2015 “LA VIDA ES UN SUSPIRO, MIS SUEÑOS SOLO QUEDARÓN EN ESO, NO POR FALTA DE OPORNUDADES, SINO POR FALTA DE ACTITUD. CUANTOS AÑOS PASARON SIN CUMPLIR MIS PROPOSITOS, PENSANDO QUE SERIA ETERNO, CUANTOS AÑOS PASARON SIN VALORAR EL PARAISO EN DONDE VIVIA Y A MI VIDA MISMA” ULTIMAS PALABRAS ESCRITAS POR DON SALOMÓN.
Al terminar de leer estas palabras, se reclina y se despide murmurando -Gracias abuelito, espero yo aprovechar mi vida. Dijo Fernandito.
Comienza el primer día del año 2015, las eminentes horas de la mañana comienzan a correr, cuando el máximo astro del universo presume sus primeros rayos, bañando la faz de la tierra, dejando ver intensos y versátiles colores que hacen de este paisaje un hermoso paraíso.
En lo alto de una colina, se percibe una casucha vieja, en la parte superior hay una ventana con mirador, ahí en ese cuarto, despierta tranquilamente Salomón, que reclinándose sobre la cabecera de la cama trata de colocar los pies en el suelo, lentamente estira sus cansados huesos soltando un bostezo y murmurando dice - ¡un año más!-, se pone de pie y camina lentamente hacia la ventana frotando suavemente sus ojos, sorprendido por lo que sus pupilas ven tras la ventana se pregunta -¿En dónde estaba esto antes?, ¡que belleza!
Por instantes con un rostro pensativo Salomón mantiene la mirada perdida en el horizonte, observando el valle tan colorido, escuchando solo la melodía del canto de los gorriones y calandrias, que hacen del panorama un momento mágico, la musa perfecta para un poeta en busca de palabras que encanten con solo el trazo de aquella pluma vieja, la envidia de cualquier pintor que con sus colores y pinceles desearía capturar el magnífico instante en un lienzo.
Un pequeño pensamiento irrumpe la tranquilidad de Salomón y con fervor levanta las manos uniéndolas y mira al cielo diciendo –este año terminare mis estudios, aprenderé otros idiomas, le diré a todos mi seres queridos que los amo, haré ejercicio todos los días, ahora si, este año ayudare a alguien que se acerque a mi y viajare a donde pueda, en fin, este año tendré 365 oportunidades para ser feliz y retirarme de mis adicciones. Disfrutare mi vida al máximo, cumpliré y lucharé por mis sueños.
Baja lentamente sus manos y da un suspiro profundo alejándose paulatinamente de la venta, se detiene por un momento al espejo, se contempla y proclama unas palabras --¡como ha pasado el tiempo!
De inmediato habré el cajón del tocador, toma un bolígrafo y una libreta arrancando una de las hojas y comienza a escribir algunas líneas, después de unos minutos firma la nota, dobla hoja dejándola sobre el tocador. Posteriormente regresa a la cama para descansar un momento más.
Más tarde se escucha un tierno grito de un niño, es Fernandito, que llama a su abuelo diciendo ¡abuelito, abuelito! Sube rápidamente las escaleras, corre al cuarto de su abuelo. ¿Dónde estas? Pregunta el niño sin oír respuesta, toca la puerta del cuarto toc, toc, toc, nadie habré, Nandito empuja la puerta poco a poco pensado que su abuelo podría estar dormido, al ver el interior del dormitorio se aprecia los rayos del sol entrando por la ventana, voltea la mirada y sobre la cama se encuentra su abuelo, cierra la puerta en silencio retirándose poco a poco para dejar dormir a su querido abuelo.
Al siguiente día las nubes cubrían el cielo, el viento helado causaba escalofrío de ausencia y soledad, el desconsuelo se percibe en el ambiente, varias personas vestidas de negro sollozan al alejarse del cementerio, una a una se retiran lentamente dejando una tumba solitaria, solo queda una persona que observa como el viento limpia las hojas de los árboles que cubren el epitafio de piedra, dejando ver un escrito el cual lee en voz alta:
DESCANSA EN PAZ SALOMÓN VILLAURRITA SANTANA 1935- 2015 “LA VIDA ES UN SUSPIRO, MIS SUEÑOS SOLO QUEDARÓN EN ESO, NO POR FALTA DE OPORNUDADES, SINO POR FALTA DE ACTITUD. CUANTOS AÑOS PASARON SIN CUMPLIR MIS PROPOSITOS, PENSANDO QUE SERIA ETERNO, CUANTOS AÑOS PASARON SIN VALORAR EL PARAISO EN DONDE VIVIA Y A MI VIDA MISMA” ULTIMAS PALABRAS ESCRITAS POR DON SALOMÓN.
Al terminar de leer estas palabras, se reclina y se despide murmurando -Gracias abuelito, espero yo aprovechar mi vida. Dijo Fernandito.