Por: Juan Manuel López
En un mundo alterno al nuestro, existía una pequeña joven de cabello tornasol llamada Jana. Su cabello era muy peculiar, ya que cambiaba de color de acuerdo con sus emociones, es así que cuando era feliz, el tono de su cabello era azul, cuando se enojaba cambiaba a rojo o por el contrario, cuando sentía impotencia el naranja se hacía presente, si se enfermaba era amarillo y cuando dormía su cabello era color morado.
Un día, cuando caminaba por la calle, vio a dos jóvenes parecidos a ella, pensó que podrían ser sus amigos, entonces su cabello se pinto de color verde, acto que a los dos muchachos les asusto y salieron corriendo, sin darle la oportunidad de explicarles la cualidad de su persona.
Cuestiones como esta habían hecho que Jana fuese distante con la gente, siempre pensaba -“¿Por qué todos juzgan a los demás por su apariencia, sin darles la oportunidad de conocer como son en persona?-, incógnitas que nunca resolvería.
Ese mismo día, Jana paso por un callejón en el que nunca había entrado. A lo lejos podía observar una sombra, a la que poco a poco se fue acercando, manteniendo sus reservas ante lo desconocido. Poco después se dio cuenta que era un joven muy parecido a ella, su nombre era Jago.
Jana se identifico mucho con él, ya que así como su cabello cambiaba de color, la piel de Jago se llenaba de formas y trazos, como si fuesen tatuajes. Ambas características hicieron que los dos se enamoraran al instante, algo que se pudo observar en el cabello de Jana que ahora era multicolor y por los tatuajes de Jago, que con las curvas que daban, dibujaban en su espalada y brazos, enormes corazones y estrellas.
Tiempo después, Jago tuvo que mudarse y dejo sola a Jana. Su cabello cambio, ya no tenía color, era totalmente blanco. A partir de este día, Jana salía a diario para que la suerte le sonriera de nuevo y pudiese encontrarse con Jago, pero nunca sucedió tal cosa.
Después de mucho esperar y de muchas miradas de sorpresa ante su color de cabello, Jana se lo tiño de negro, cosa que iba en contra de su naturaleza, pero eso era lo mejor, así evitaba las habladurías de los demás y los desprecios que le hacían.
Jana sólo vivía de apariencias y con la esperanza de encontrar a Jago en algún tiempo y lugar, de recordar cada uno de los trazos en su piel y que su cabello volviese a tener el color de antes, pero tal cosa nunca sucedió.
La memoria del universo siempre recordará el amor que Jana tiene por Jago, pero no podrá ayudarla, ya que el amor es inesperado e impredecible, y precisamente, en esa característica es donde se esconde la razón de su existencia.
En un mundo alterno al nuestro, existía una pequeña joven de cabello tornasol llamada Jana. Su cabello era muy peculiar, ya que cambiaba de color de acuerdo con sus emociones, es así que cuando era feliz, el tono de su cabello era azul, cuando se enojaba cambiaba a rojo o por el contrario, cuando sentía impotencia el naranja se hacía presente, si se enfermaba era amarillo y cuando dormía su cabello era color morado.
Un día, cuando caminaba por la calle, vio a dos jóvenes parecidos a ella, pensó que podrían ser sus amigos, entonces su cabello se pinto de color verde, acto que a los dos muchachos les asusto y salieron corriendo, sin darle la oportunidad de explicarles la cualidad de su persona.
Cuestiones como esta habían hecho que Jana fuese distante con la gente, siempre pensaba -“¿Por qué todos juzgan a los demás por su apariencia, sin darles la oportunidad de conocer como son en persona?-, incógnitas que nunca resolvería.
Ese mismo día, Jana paso por un callejón en el que nunca había entrado. A lo lejos podía observar una sombra, a la que poco a poco se fue acercando, manteniendo sus reservas ante lo desconocido. Poco después se dio cuenta que era un joven muy parecido a ella, su nombre era Jago.
Jana se identifico mucho con él, ya que así como su cabello cambiaba de color, la piel de Jago se llenaba de formas y trazos, como si fuesen tatuajes. Ambas características hicieron que los dos se enamoraran al instante, algo que se pudo observar en el cabello de Jana que ahora era multicolor y por los tatuajes de Jago, que con las curvas que daban, dibujaban en su espalada y brazos, enormes corazones y estrellas.
Tiempo después, Jago tuvo que mudarse y dejo sola a Jana. Su cabello cambio, ya no tenía color, era totalmente blanco. A partir de este día, Jana salía a diario para que la suerte le sonriera de nuevo y pudiese encontrarse con Jago, pero nunca sucedió tal cosa.
Después de mucho esperar y de muchas miradas de sorpresa ante su color de cabello, Jana se lo tiño de negro, cosa que iba en contra de su naturaleza, pero eso era lo mejor, así evitaba las habladurías de los demás y los desprecios que le hacían.
Jana sólo vivía de apariencias y con la esperanza de encontrar a Jago en algún tiempo y lugar, de recordar cada uno de los trazos en su piel y que su cabello volviese a tener el color de antes, pero tal cosa nunca sucedió.
La memoria del universo siempre recordará el amor que Jana tiene por Jago, pero no podrá ayudarla, ya que el amor es inesperado e impredecible, y precisamente, en esa característica es donde se esconde la razón de su existencia.