Por: tania guzmán onofre
“La meditación, según yo y mi religión tiene todo el espacio, toda la existencia disponible. Tú eres el que observa, puedes observar toda la escena. No hay ningún esfuerzo en concentrarse en nada, no hay ningún esfuerzo por contemplar nada, tú no estás haciendo todas estas cosas; simplemente estas observando; simplemente consiente.”
Osho
Osho
¿qué es la meditación?
Hace un par de años hemos comenzado a oír en programas de televisión, radio y medios impresos sobre la relajación o meditación, palabra que tal vez muchos no conozcamos a profundidad, podría decir que la mayoría hacemos la pregunta obligada ¿Qué es la meditación? ¿De que se trata?, ¿a que se refiere?, ¿cuál es su verdadera función?, sus características básicas y sus beneficios. Si tú como yo, tienes la curiosidad de conocer esta legendaria técnica te invito a que descubramos juntos sus misterios.
A lo largo de la historia han surgido gran variedad de términos para explicar que es la meditación, como por ejemplo en china la llaman chan, en Japón Zen, en el idioma pali jhana, en Inglaterra la llaman dhyana, cada una de estas palabras se suelen usar como sinomino de meditación. Pero ¿Qué es la meditación? La meditación es el estado de conciencia que se necesita para que nuestra mente se libere de cualquier pensamiento experimentando calma y tranquilidad, al libéranos de ciertos pensamientos que transcurren por nuestra cabeza, se logra vivir en el presente y logramos conectarnos con nuestra luz interior, una fuente de energía que permanece dentro de nuestro ser y que aún no hemos descubierto.
Se ha comprobado que al practicar la meditación trae varios beneficios a nuestra salud, entre ellos evitar la enfermedad y el estrés, padecimiento que en la actualidad afecta a la sociedad. Usualmente se confunde a la meditación con técnicas de relajación, visualización, concentración y contemplación, estas últimas son dos herramientas que están ligadas a la meditación, pero separadas, cada una se centra en una función distinta, es decir la concentración se enfoca en un punto y como más te concentras puedes indagar más y más sobre cierto objeto.
Haciendo una metáfora, se puede entender que la concentración actúa como los rayos del sol; cuando tienes una lupa y la direccionas con los rayos del sol, estos se concentran en un punto y creas fuego; cada rayo por sí mismo, no puede crear fuego por que se encuentran difusos unos de otros, pero cuando existe la concentración los rayos se juntan en un punto y cuando varios rayos se unen tienen la fuerza suficiente para crear fuego. La concentración tiene la misma cualidad, cuando centras todos tus pensamientos en uno, podrás indagar profundamente en los misterios que estos encierran y así podrás resolverlos.
La segunda herramienta es la contemplación que en caso contrario a la concentración, esta es más libre, más difusa, nuestros pensamientos pueden ir de uno a otro, por ejemplo, cuando contemplas la belleza… hay miles de lugares u objetos que son bellos, tu pensamiento va de un objeto bello a otro. La contemplación es una concentración más amplia, no se limita a un punto, pero pertenece en el mismo tema, en este caso la belleza, cuando te mueves dentro de la misma temática tu mente también se mueve de acuerdo a tus experiencias, recuerdos y circunstancias.
En el caso de la meditación requiere práctica y paciencia, pero nunca un esfuerzo excesivo físico o mental. La meditación se puede practicar en movimiento o en completa calma, algunos otros prefieren moverse al ritmo de la música, pero lo único común, es que cada quien se concentra en buscar el silencio interno, donde la persona se centra en el presente sin ninguna distracción.
El objetivo principal de la meditación es pacificar y mantener calmada a la mente, poco a poco descubriremos paz y serenidad dentro de nuestro ser, a tal grado de que se disfruta de la felicidad, la alegría e incluso en situaciones adversas se estará mejor preparado para resolver el problema con una buena actitud. Cuando la mente se encuentra en calma se es posible liberarse de preocupaciones y angustias que son los principales padecimientos que la alteran y como consecuencia se es más voluble a cambiar el estado de ánimo ante circunstancias externas.
Cuando se practica la meditación se aprende a crear un espacio en nuestro interior que permite brindar flexibilidad y claridad a nuestros pensamientos y con ello se es posible controlar a nuestra mente ante situaciones ajenas a nosotros sin temer que estos puedan alterar nuestra actitud o estado de ánimo. Con la práctica se logra tener equilibrio y estabilidad mental que permite estar en un estado permanente de felicidad a tal grado de tener la capacidad de erradicar las perturbaciones mentales, que son la fuente de todos nuestros problemas y sufrimientos, hasta llegar al punto de sentirnos liberados, a este estado se suele llamar “nirvana” el estado de liberación que nos permitirá sentir paz y tranquilidad todos los días de nuestra vida.
A lo largo de la historia han surgido gran variedad de términos para explicar que es la meditación, como por ejemplo en china la llaman chan, en Japón Zen, en el idioma pali jhana, en Inglaterra la llaman dhyana, cada una de estas palabras se suelen usar como sinomino de meditación. Pero ¿Qué es la meditación? La meditación es el estado de conciencia que se necesita para que nuestra mente se libere de cualquier pensamiento experimentando calma y tranquilidad, al libéranos de ciertos pensamientos que transcurren por nuestra cabeza, se logra vivir en el presente y logramos conectarnos con nuestra luz interior, una fuente de energía que permanece dentro de nuestro ser y que aún no hemos descubierto.
Se ha comprobado que al practicar la meditación trae varios beneficios a nuestra salud, entre ellos evitar la enfermedad y el estrés, padecimiento que en la actualidad afecta a la sociedad. Usualmente se confunde a la meditación con técnicas de relajación, visualización, concentración y contemplación, estas últimas son dos herramientas que están ligadas a la meditación, pero separadas, cada una se centra en una función distinta, es decir la concentración se enfoca en un punto y como más te concentras puedes indagar más y más sobre cierto objeto.
Haciendo una metáfora, se puede entender que la concentración actúa como los rayos del sol; cuando tienes una lupa y la direccionas con los rayos del sol, estos se concentran en un punto y creas fuego; cada rayo por sí mismo, no puede crear fuego por que se encuentran difusos unos de otros, pero cuando existe la concentración los rayos se juntan en un punto y cuando varios rayos se unen tienen la fuerza suficiente para crear fuego. La concentración tiene la misma cualidad, cuando centras todos tus pensamientos en uno, podrás indagar profundamente en los misterios que estos encierran y así podrás resolverlos.
La segunda herramienta es la contemplación que en caso contrario a la concentración, esta es más libre, más difusa, nuestros pensamientos pueden ir de uno a otro, por ejemplo, cuando contemplas la belleza… hay miles de lugares u objetos que son bellos, tu pensamiento va de un objeto bello a otro. La contemplación es una concentración más amplia, no se limita a un punto, pero pertenece en el mismo tema, en este caso la belleza, cuando te mueves dentro de la misma temática tu mente también se mueve de acuerdo a tus experiencias, recuerdos y circunstancias.
En el caso de la meditación requiere práctica y paciencia, pero nunca un esfuerzo excesivo físico o mental. La meditación se puede practicar en movimiento o en completa calma, algunos otros prefieren moverse al ritmo de la música, pero lo único común, es que cada quien se concentra en buscar el silencio interno, donde la persona se centra en el presente sin ninguna distracción.
El objetivo principal de la meditación es pacificar y mantener calmada a la mente, poco a poco descubriremos paz y serenidad dentro de nuestro ser, a tal grado de que se disfruta de la felicidad, la alegría e incluso en situaciones adversas se estará mejor preparado para resolver el problema con una buena actitud. Cuando la mente se encuentra en calma se es posible liberarse de preocupaciones y angustias que son los principales padecimientos que la alteran y como consecuencia se es más voluble a cambiar el estado de ánimo ante circunstancias externas.
Cuando se practica la meditación se aprende a crear un espacio en nuestro interior que permite brindar flexibilidad y claridad a nuestros pensamientos y con ello se es posible controlar a nuestra mente ante situaciones ajenas a nosotros sin temer que estos puedan alterar nuestra actitud o estado de ánimo. Con la práctica se logra tener equilibrio y estabilidad mental que permite estar en un estado permanente de felicidad a tal grado de tener la capacidad de erradicar las perturbaciones mentales, que son la fuente de todos nuestros problemas y sufrimientos, hasta llegar al punto de sentirnos liberados, a este estado se suele llamar “nirvana” el estado de liberación que nos permitirá sentir paz y tranquilidad todos los días de nuestra vida.
Aprendiendo a meditar
Una vez que hemos conocido los fundamentos básicos de la meditación es hora de conocer como poder iniciarnos en esta disciplina. Para ello es necesario guiarnos de los siguientes pasos:
1. Elije ropa cómoda y busca un lugar reservado. Asegúrate de no ser interrumpido por el teléfono, visitas o alguien de la familia.
2. Comienza con tres minutos de respiración hasta que tu cuerpo y mente estén relajados. Para desarrollar este punto necesitamos, estar en una posición cómoda, puedes estar sentado con las piernas cruzadas o en una silla con la espalda recta y las manos sobre las rodillas o cualquier otra posición en el que te sientas más cómodo, mantenemos los ojos entreabiertos enfocando nuestra atención en nuestra respiración.
Respetamos la forma natural de nuestra respiración, inhalando por la nariz y exhalando por la boca, siempre procurando no forzarla. Enfocamos nuestra atención en la sensación que produce la entrada y salida del aire por nuestra nariz y boca tratando de olvidar todos los pensamientos de nuestra mente.
3. Prende una vela y ponla al frente, a una distancia de uno o dos pies. Empiece a meditar concentrándose en la llama. No pienses ni mires nada en particular, sólo céntrese en la llama. (Si tus ojos no se adaptan o te molesta la luz, reemplaza la vela con un vaso de agua.)
4. Si descubrimos que nuestra mente se distrae y vaga tras pensamientos e ideas, contemplemos estos pensamientos por un segundo y luego los dejaremos de lado y una vez más debemos de concentrarnos en la respiración. Repetiremos este proceso tantas veces como haga falta hasta que la mente solo se enfoque en la respiración, en la luz de la vela o en el vaso con agua.
5. Practica todos los días por diez o quince minutos. Agrega dos minutos de práctica por cada semana que completes.
Estos pasos requieren de mucha paciencia, pero poco a poco con la práctica nuestras distracciones se irán desvaneciendo y experimentaremos una sensación de serenidad y relajación. Si practicamos por lo menos una vez al día, seremos capaces de reducir el estrés, sabremos manejar las situaciones difíciles, nos sentiremos más cerca de los demás, seremos más atentos y nuestras relaciones con amigos, familia y compañeros mejoraran.
Date la oportunidad de probar la meditación, cuando llegue el momento adecuado y estés relajado, se lanzara sobre ti, y una vez que la meditación forme parte de ti, nunca se ira.
1. Elije ropa cómoda y busca un lugar reservado. Asegúrate de no ser interrumpido por el teléfono, visitas o alguien de la familia.
2. Comienza con tres minutos de respiración hasta que tu cuerpo y mente estén relajados. Para desarrollar este punto necesitamos, estar en una posición cómoda, puedes estar sentado con las piernas cruzadas o en una silla con la espalda recta y las manos sobre las rodillas o cualquier otra posición en el que te sientas más cómodo, mantenemos los ojos entreabiertos enfocando nuestra atención en nuestra respiración.
Respetamos la forma natural de nuestra respiración, inhalando por la nariz y exhalando por la boca, siempre procurando no forzarla. Enfocamos nuestra atención en la sensación que produce la entrada y salida del aire por nuestra nariz y boca tratando de olvidar todos los pensamientos de nuestra mente.
3. Prende una vela y ponla al frente, a una distancia de uno o dos pies. Empiece a meditar concentrándose en la llama. No pienses ni mires nada en particular, sólo céntrese en la llama. (Si tus ojos no se adaptan o te molesta la luz, reemplaza la vela con un vaso de agua.)
4. Si descubrimos que nuestra mente se distrae y vaga tras pensamientos e ideas, contemplemos estos pensamientos por un segundo y luego los dejaremos de lado y una vez más debemos de concentrarnos en la respiración. Repetiremos este proceso tantas veces como haga falta hasta que la mente solo se enfoque en la respiración, en la luz de la vela o en el vaso con agua.
5. Practica todos los días por diez o quince minutos. Agrega dos minutos de práctica por cada semana que completes.
Estos pasos requieren de mucha paciencia, pero poco a poco con la práctica nuestras distracciones se irán desvaneciendo y experimentaremos una sensación de serenidad y relajación. Si practicamos por lo menos una vez al día, seremos capaces de reducir el estrés, sabremos manejar las situaciones difíciles, nos sentiremos más cerca de los demás, seremos más atentos y nuestras relaciones con amigos, familia y compañeros mejoraran.
Date la oportunidad de probar la meditación, cuando llegue el momento adecuado y estés relajado, se lanzara sobre ti, y una vez que la meditación forme parte de ti, nunca se ira.