Por Juan Manuel López
Cuenta la historia que un indígena de nombre Mexici, fundó a los pies del Cerro de la Cruz, un poblado al que denominó Iztachichimecapan; sin embargo, con la llegada de los conquistadores españoles se renombró a este pueblo, teniendo como fecha al 24 de junio de 1531, su nuevo nombre de origen mestizo sería San Juan del Río, el cual hace referencia a su característica ribereña.
Cabe mencionar que San Juan del Río es considerado como uno de los valles más fértiles del país, característica que se puede observar gracias a sus numerosas haciendas que durante los siglos XVII al XX se asentaron en la zona, de las cuales destacan los viñedos que al igual que en todo el estado de Querétaro son preponderantes.
Cuenta la historia que un indígena de nombre Mexici, fundó a los pies del Cerro de la Cruz, un poblado al que denominó Iztachichimecapan; sin embargo, con la llegada de los conquistadores españoles se renombró a este pueblo, teniendo como fecha al 24 de junio de 1531, su nuevo nombre de origen mestizo sería San Juan del Río, el cual hace referencia a su característica ribereña.
Cabe mencionar que San Juan del Río es considerado como uno de los valles más fértiles del país, característica que se puede observar gracias a sus numerosas haciendas que durante los siglos XVII al XX se asentaron en la zona, de las cuales destacan los viñedos que al igual que en todo el estado de Querétaro son preponderantes.
Paso de historia y grandes relatos
Al llegar a San Juan del Río encontramos una de sus más emblemáticas construcciones y tal vez de las más antiguas; conocido como el puente de “La Venta”, esta construcción se localiza sobre lo que hoy conocemos como la avenida Juárez Poniente. Su estructura está constituida de oscuras piedras que forman añejos arcos de medio punto, dando un excelente marco a los sólidos contrafuertes en los cuales se forman pequeños balcones sobre la actual calzada; a pesar de que el puente no es muy ancho, por él pasaron innumerables cargas de oro y plata de Zacatecas a México, por el entonces Camino Real de Tierra Adentro. Justo a la mitad del puente encontramos dos letreros que dicen: “Puente de la Venta, construido el 9 de febrero de 1710, arquitecto don Pedro de Arrieta”, y “Este puente comenzó el día 9 de febrero de 1710 años, gobernando el excelentísimo señor marqués de Alburquerque, y se acabó el día 13 de enero de 1711 años, gobernando el...”, parte en la que se pierde el resto de la leyenda. |
Calles con historias memorables
Una de las calles más importantes de este enigmático municipio es la Avenida Juárez, la cual alberga grandes construcciones y bellos pasajes arbolados; calle que inicia en el poniente después de la magnífica obra hidráulica que ya se ha mencionado anteriormente, y sobre esta calle es donde precisamente encontramos lo que fue el antiguo hospital de indios de San Juan de Dios, construido en 1661 y que hoy alberga a la Universidad Autónoma de Querétaro, campus San Juan del Río. Aún se conserva el templo del hospital, cuya fachada e interiores son muy austeros y sobrios.
Continuando por la avenida Juárez nos encontramos con el discreto templo de las hermanas de la Tercera Orden, el cual fue construido en agosto de 1683 a petición de las hermanas Flores. De este templo lo único que destaca es su espadaña, que curiosamente no da a la calle, sino al interior de la manzana. Más adelante nos recibe el templo del antiguo convento de Santo Domingo, edificado hacia 1691. Su interior está decorado con pinturas de vegetación al estilo art nouveau de fines del siglo XIX. El templo está circundado por una pequeña barda atrial en cuya esquina poniente sobresale una enorme cruz de cantera.
Si caminamos hacia el oriente sobre la avenida Juárez se localiza un edificio del siglo XVIII que en su tiempo funcionara como centro penitenciario y que, paradójicamente, hoy en día alberga al Centro Histórico y Cultural de San Juan del Río, en el que se puede admirar un breve pero muy interesante museo histórico, el cual posee copia de algunos documentos referentes a la conquista de este territorio. Frente a dicho Centro Cultural se ubica el jardín del Santuario, pequeño templo construido hacia finales del siglo XIX y cuya torre campanario es de forma alargada y puntiaguda.
Continuando por la avenida Juárez nos encontramos con el discreto templo de las hermanas de la Tercera Orden, el cual fue construido en agosto de 1683 a petición de las hermanas Flores. De este templo lo único que destaca es su espadaña, que curiosamente no da a la calle, sino al interior de la manzana. Más adelante nos recibe el templo del antiguo convento de Santo Domingo, edificado hacia 1691. Su interior está decorado con pinturas de vegetación al estilo art nouveau de fines del siglo XIX. El templo está circundado por una pequeña barda atrial en cuya esquina poniente sobresale una enorme cruz de cantera.
Si caminamos hacia el oriente sobre la avenida Juárez se localiza un edificio del siglo XVIII que en su tiempo funcionara como centro penitenciario y que, paradójicamente, hoy en día alberga al Centro Histórico y Cultural de San Juan del Río, en el que se puede admirar un breve pero muy interesante museo histórico, el cual posee copia de algunos documentos referentes a la conquista de este territorio. Frente a dicho Centro Cultural se ubica el jardín del Santuario, pequeño templo construido hacia finales del siglo XIX y cuya torre campanario es de forma alargada y puntiaguda.
Construcciones imponentes y parques que dan la bienvenida
Dejando a la tan mencionada avenida Juárez, arribamos a la Plaza de Armas la cual se encuentra en el nombrado Centro Histórico; en este lugar sobresale una columna dedicada a la Independencia de México y frente a ésta se levanta, orgullosa, la parroquia del municipio, construcción del siglo XVIII, con su portada de dos cuerpos de cantera y columnas jónicas pareadas; la fachada está rematada por un frontón bellamente decorado.
Un dato arquitectónico sobresaliente de esta parroquia son sus cuatro cúpulas que forman un armónico conjunto. Frente a la parroquia se localiza el Jardín Independencia, que al igual que la mayoría de los jardines provincianos, posee un pintoresco quiosco en el centro. Durante un recorrido por el centro, se puede pasear por sus hermosas calles, observamos una gran cantidad de añejas casas que nos hablan de lo rico y productivo que fue el viejo San Juan del Río, y en aquellas que tienen sus puertas abiertas y nos permiten asomarnos, podemos observar tranquilos y amplios patios circundados por singulares arquerías, todo musicalizado por el agua de sus fuentes.
Así, entre casonas y portales, llegamos al antiguo templo de la Santa Veracruz, localizado en lo alto de una colina, a unas tres o cuatro calles del templo del Santuario. Este templo custodia un antiguo cementerio, el cual posee una excelente vista de la ciudad. Su barda perimetral está decorada con ondulaciones rematadas por esferas y cruces que enmarcan los atardeceres de San Juan. La mayoría de las lápidas están labradas en la típica cantera gris de San Juan del Río, y casi todas ellas pertenecen al siglo XIX.
En una pequeña capilla lateral se levanta hoy en día un pequeño museo dedicado a la muerte. Ahí podemos observar distintos tipos de enterramientos, que van desde los entierros prehispánicos hasta aquellos realizados en los interiores de algunos templos. Así pues, San Juan del Río, además de ser una entidad netamente industrial, se ha convertido en un magnífico sitio al que podemos acudir en compañía de nuestra familia, para conocer un capítulo más de la historia del rico estado queretano.
Un dato arquitectónico sobresaliente de esta parroquia son sus cuatro cúpulas que forman un armónico conjunto. Frente a la parroquia se localiza el Jardín Independencia, que al igual que la mayoría de los jardines provincianos, posee un pintoresco quiosco en el centro. Durante un recorrido por el centro, se puede pasear por sus hermosas calles, observamos una gran cantidad de añejas casas que nos hablan de lo rico y productivo que fue el viejo San Juan del Río, y en aquellas que tienen sus puertas abiertas y nos permiten asomarnos, podemos observar tranquilos y amplios patios circundados por singulares arquerías, todo musicalizado por el agua de sus fuentes.
Así, entre casonas y portales, llegamos al antiguo templo de la Santa Veracruz, localizado en lo alto de una colina, a unas tres o cuatro calles del templo del Santuario. Este templo custodia un antiguo cementerio, el cual posee una excelente vista de la ciudad. Su barda perimetral está decorada con ondulaciones rematadas por esferas y cruces que enmarcan los atardeceres de San Juan. La mayoría de las lápidas están labradas en la típica cantera gris de San Juan del Río, y casi todas ellas pertenecen al siglo XIX.
En una pequeña capilla lateral se levanta hoy en día un pequeño museo dedicado a la muerte. Ahí podemos observar distintos tipos de enterramientos, que van desde los entierros prehispánicos hasta aquellos realizados en los interiores de algunos templos. Así pues, San Juan del Río, además de ser una entidad netamente industrial, se ha convertido en un magnífico sitio al que podemos acudir en compañía de nuestra familia, para conocer un capítulo más de la historia del rico estado queretano.
Leyendas que dan testimonio de su cultura
Al igual que en todo el territorio mexicano, San Juan del Río tiene numerosas leyendas que forman parte del acervo cultural de su gente, ya que estás tienen vida en la tradición oral. Una de las más representativas es la que se cuenta acerca del Puente de la Historia, la cual narra que en 1711 fue concluido el hoy monumento y símbolo de la ciudad, sin embargo su construcción inicio desde febrero de 1710 por orden del Virrey Don Francisco Fernández de la Cueva duque de Albuquerque, quien ordeno al arquitecto Pedro de Arrieta el diseño del mismo. Sin embargo, por más que el arquitecto hiciese sus cálculos y los corrigiera, el puente no dejaba de caerse. Cuenta la leyenda que cada vez que esto sucedía, se le aparecía el diablo a Pedro de Arrieta advirtiéndole que no dejaría de tirar su obra hasta que hiciese un pacto con él, cosa que le horrorizaba. Después de muchos intentos infructuosos los constructores aceptaron el trato, cuál fue su sorpresa al saber que tenían que enterrar un niño en cada columna del puente, y así, sus almas sostendrían la construcción, dándole la solides que le faltaba. Actualmente no sabemos si finalmente aceptaron o no, solo sabemos que en 300 años el puente no se ha derrumbado. Algunos aseguran que si un niño juega cerca del puente durante una lluvia fuerte su alma cambia de lugar con la de los niños enterrados.
Así como esta leyenda también encontramos un par más como la de ¨El Perro del Diablo¨ o la de ¨El tesoro del cerro de la venta¨, relatos dignos de ser escuchados y contados en la cultura popular de este enigmático municipio.
Así como esta leyenda también encontramos un par más como la de ¨El Perro del Diablo¨ o la de ¨El tesoro del cerro de la venta¨, relatos dignos de ser escuchados y contados en la cultura popular de este enigmático municipio.
Manos artesanas creadoras de obras de arte
La segunda ciudad en importancia de Querétaro (claro está que la primera es la ciudad capital), no sólo se dedica a la actividad industrial, las artesanías son uno de sus principales atractivos, basta ver que las calles del centro conservan como característica pintoresca del lugar a los artesanos que colocan sus mercancías para ser vendidas y que llenan de colorido a los corredores de la ciudad. Entre sus artesanías, las más representativas son la lapidaria (sobre todo de ópalos), la cestería y las creaciones en barro, las manos artesanas no tienen límites, por lo que se pueden observar muchos colores y variadas formas. |
Despedirse con la ilusión de regresar
San Juan del Río es de esos lugares que te llevas en la mente, por su tranquilidad en las calles, su ambiente amigable y su clima cálido que conforman uno de los parajes típicos y representativos del Centro de México.
Además de ser un municipio colonial y tradicional, también tiene muchos lugares de recreación familiar como parques, plazas comerciales, restaurantes, etc. pero si lo que buscas es vida nocturna, esta ciudad te sorprenderá, ya que a pesar de sus calles tranquilas y poco transcurridas, en la noche los escaparates presentan diferentes bares con música de todos los estilos y para todos los gustos.
Así que no lo pienses más y aventurarte a visitar este hermoso municipio, no te arrepentirás y por supuesto, después querrás regresar.
Además de ser un municipio colonial y tradicional, también tiene muchos lugares de recreación familiar como parques, plazas comerciales, restaurantes, etc. pero si lo que buscas es vida nocturna, esta ciudad te sorprenderá, ya que a pesar de sus calles tranquilas y poco transcurridas, en la noche los escaparates presentan diferentes bares con música de todos los estilos y para todos los gustos.
Así que no lo pienses más y aventurarte a visitar este hermoso municipio, no te arrepentirás y por supuesto, después querrás regresar.